La prensa llamó a este episodio Los submarinos de Frondizi.
Precedentes.
Ya en febrero de 1957, se había producido un episodio de
alarma en la armada argentina: detectaron lo que parecía ser un submarino de
origen desconocido en el Atlántico, al cual trataron por cinco días de rastrear
e identificar sin éxito.
En mayo de 1958 el presidente en una conferencia de prensa, informó
de la detección de un submarino no identificado en la zona del Golfo Nuevo
(Chubut), el cual estaba siendo perseguido y atacado por la marina argentina.
el submarino intruso
no podía haber elegido peor sitio: se trataba del lugar donde, la armada se
hallaba realizando maniobras. Fue atacado por la marina y la aviación naval. Los
informes preliminares daban cuenta incluso de que habría sido averiado, pero no se hallaron restos que así
lo acreditaran.
En octubre de 1959, en el mismo sitio. Con los mismos
resultados: el sumergible eludió prolijamente los esfuerzos conjuntos de la
marina y la aviación argentinas.
Pero fue en 1960 cuando sucedió lo que la prensa llamó
"la batalla del Golfo Nuevo".
La batalla del Golfo Nuevo.
El 30 de enero de 1960, algunas unidades de la armada
argentina que se hallaban en el golfo distinguieron un submarino que, viéndose
detectado, se sumergió de inmediato.
El alto mando dio la alerta y puso en juego absolutamente
todo lo que tenía en la zona. Los rastreos de sonar detectaron la presencia de
dos sumergibles que desarrollaban velocidades muy poco comunes.
Se ordenó el ataque por parte de la aviación, que utilizó
hidroaviones para bombardear a los intrusos. Tras días de sucesivos ataques, se
constató que uno de los submarinos había escapado y el otro seguramente había
sido averiado, pues se vio obligado a salir a la superficie en la noche, siendo
avistado y atacado por artillería de buques.
La armada argentina trató de evitar por todos los medios que
el otro ganara también el océano. En una operación sin precedentes, los buques
"Cervantes", "King" y "Muratore" procedieron a
minar por completo los 16 kilómetros de ancho de la boca de salida del Golfo
Nuevo.
Bloqueada la salida, se había movilizado tropas terrestres a lo largo de las costas del
Golfo Nuevo, para imposibilitar un desembarco de la tripulación enemiga. Por la
noche se disparaban bengalas sobre las aguas, al tiempo que varios reflectores
trasladados especialmente a la zona, barrían la superficie en busca de ubicar
al submarino fantasma.
En la madrugada del
21 detectado el submarino, le dispararon un torpedo que se acercó peligrosamente
a su blanco y....luego falló. Dos torpedos más corrieron igual destino,
seguidos de una serie que se lanzó desde aviones y, pese a ser guiados por
sonar, no dieron en el blanco.
¡Hundirlo!
Los días pasaban y el 11 de febrero fue dada la orden presidencial
de ataque total. Con la participación de 40 aviones y 13 buques de guerra se intentó
por todos los medios la destrucción del submarino. Todas las rutas comerciales
fueron desviadas de la zona y las actividades de pesca fueron prohibidas por
tiempo indeterminado.
El día 13 de febrero se sumó a la fuerza de ataque un equipo
especial de lucha antisubmarina, enviado por EE.UU. y pertrechado con cargas de
profundidad y boyas de localización de última generación.
El 14 de febrero, los asombrados operadores de sonar
argentinos detectaron la presencia de dos naves submarinas de tamaño mucho más grande que cualquier
sumergible que conocieran. Maniobraban a alta velocidad alrededor de la flota
argentina, en intento aparente de ayudar al intruso a romper el cerco. La
respuesta de la armada argentina fue sumar varias naves más a la operación,
incluyendo al portaaviones "Independencia".
El día 22, corrieron rumores de que un submarino había
emergido brevemente en el golfo, dejando una mancha de aceite tras de sí. De
ser cierto, significaba que el intruso estaba averiado.
En vista de ello, comenzaron a lanzarse cargas de
profundidad cada diez minutos, para destruirlo, al tiempo que se buscaba impedir
que los buzos del submarino efectuaran reparaciones.
Pero los días pasaron sin más novedades y el
"barrido" de la zona por el sonar ya no arrojó señal alguna.
El 25 de febrero se dio por concluida la operación, que
había sumado la mayor concentración aeronaval argentina hasta entonces.
¿Qué eran?
En principio, se pensó en submarinos de "una potencia
extranjera" (Unión Soviética ). Pero más allá negativas del gobierno de la
URSS, lo cierto es que nunca hubo indicios reales de tal cosa.
Un marino español sugirió una hipótesis: Se trataba de un
submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, de aquellos que llegaron a las
costas argentinas tras la derrota nazi. Desembarcados sus pasajeros y carga
clandestina, habría sido hundido por su tripulación y sus restos fueron
detectados por la armada argentina quince años después, provocando toda la
confusión subsiguiente.
Ninguna de las hipótesis formuladas explica cómo había
escapado a la destrucción o la captura en un golfo con la salida minada y tras
tres semanas de vigilancia y nutrido ataque.
Esta pregunta se la formularon también los ufólogos varios
años después. La respuesta posible hace pensar en tecnologías muy lejos de
nuestras posibilidades.
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